Fuego, aire, tierra y agua fueron los 4 elementos que los alquimistas en su origen definieron como la base de toda materia. En magia, estos 4 elementos representan las energías de nuestro entorno, y a estos se le añade un quinto elemento correspondiente al terreno más espiritual: el éter o alma.
Cuando realizamos trabajos con velas, es muy común pedir protección y fuerza a los 4 elementos para que nos acompañen durante el ritual. Cada elemento tiene una energía y un significado diferente más allá de su propia definición natural, y además, los podemos dividir en energías masculinas y femeninas. Estas 4 fuerzas tienen una gran importancia en la magia, ya que poseen una sabiduría excepcional: controlan el orden y el ciclo de la naturaleza.
Elemento masculino. Representa el movimiento, su punto cardinal es el este y lo trabajaremos con velas de color celeste. El aire es un buen conductor, y nos puede ayudar en la comunicación, y a liberar energías a nivel mental. Está muy relacionado con el intelecto y los aspectos mentales. Cuando necesitemos trabajar algo con suavidad, podemos recurrir al elemento aire. Peticiones de paz y claridad mental, meditación o comunicación se pueden realizar con su energía.
Elemento femenino. Representa la vida, aquello a lo que estamos arraigados. Su punto cardinal es el norte y la trabajaremos con velas de color marrón. La tierra es el lugar donde renacemos una y otra vez, donde tenemos nuestras emociones y experiencias. La tierra es creación, por ello es buena para realizar peticiones de prosperidad, temas laborales o búsqueda de nuevas oportunidades y caminos.
Elemento femenino. Representa el subconsciente, aquella parte de nuestra mente que se escapa de nuestro control. Su punto cardinal es el oeste y se trabaja con velas de color azul marino. La magia del agua se utiliza para el amor, la amistad y la salud. Nos ayuda a relajar cuerpo mente y espíritu. Es un elemento clave en rituales de limpiezas energéticas.
Elemento masculino. Se considera el más potente de los cuatro elementos, ya que es muy terrenal y espiritual a la vez. Representa los cambios, la transmutación. Su punto cardinal es el sur y se trabaja con velas de color rojo. El fuego consume todo lo que se le somete, nos ayuda a sanar y a destruir. También es muy bueno para trabajar la pasión, tanto en términos románticos como en otros aspectos de la vida como la fuerza, el coraje o el empuje.
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