La Cruz de Caravaca es uno de los talismanes con más poder, ya que posee una simbología muy profunda y más de 800 años de antigüedad. Es muy eficaz como protector ante cualquier tipo de mal para aquel que lo lleva, además de proteger el hogar y la economía familiar. Todo aquel que lleva consigo la Cruz de Caravaca atrae buenos augurios: se encarga de limpiar el aura y proteger el espíritu de portador, bloqueando las malas energías y devolviéndolas a su origen.
En el pueblo murciano de Caravaca de la Cruz se dice que Zayd Abu Zayd (rey musulmán) pidió a uno de los sacerdotes que tenía como prisioneros que le mostrara cual era su oficio. Este preparó su altar para poder ofrecer una misa, pero le faltaba un elemento indispensable: la santa cruz. En ese momento los ángeles entraron portando la Cruz de Caravaca y la colocaron delante del altar.
Este hecho sorprendió tanto al rey Zayd Abu Zayd y a todos sus seguidores que acabaron convirtiéndose al cristianismo.
La Cruz de Caravaca no es una cruz clásica, sino que es una cruz doble, donde los brazos superiores son más pequeños que los inferiores. Hace referencia a los dos mundos en los que el ser humano puede habitar: el material (líneas horizontales) y el espiritual (línea vertical). En esta unión se encuentra nuestra esencia, es decir, el destino de alcanzar la espiritualidad a través del aprendizaje.
Los ángeles que se representan en la base suelen ser el Arcángel Miguel y el Arcángel Gabriel, algo que dota a este talismán de un gran poder de protección. Además, en el medio de la cruz aparece también Jesucristo crucificado, símbolo del amor sacrificado.
Es costumbre, en el pueblo de Caravaca y en otras localidades españolas, regalar este amuleto en ocasiones especiales, pero sobre todo en declaraciones sentimentales. En el hogar es bueno colocar la Cruz de Caravaca detrás de la puerta para ahuyentar el mal y proteger a la familia.
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