Es una piedra muy protectora que forma un escudo en contra de la negatividad, absorbiendo las vibraciones tóxicas del entorno. Nos ayuda a dar vitalidad al alma y a eliminar los bloqueos energéticos, así como las posibles tensiones. Es por eso que recomendamos utilizarla sola, ya que elimina las propiedades de los minerales que estén cerca.
Para su limpieza, lo ideal es usar un paño húmedo y frotar suavemente, así quitaremos el polvo que se ha acumulado y conseguiremos mantener el brillo de este precioso mineral.
Cuidados para tu mineral
Es importante cuidar nuestros minerales a medida que ganan importancia en las rutinas energéticas. Algunos minerales aportan vitalidad, fuerza y suerte, otros atrapan las malas energías del entorno, reduciendo sus efectos en nosotros. Por ello, el primer paso al recibir un mineral será limpiarlo y personalizarlo para poder trabajar con él de forma más personal.
Podemos limpiar nuestro mineral con diferentes técnicas: baños con agua y sal, bajo la luz de la luna llena, en la tierra, con palosanto… Es importante poder hacerlo en un espacio armonizado con una vela o incienso, para limpiar la zona y tus propias energías previamente.
Una vez nuestro mineral está limpio, es importante cargar su energía, y para ello, una opción es exponerlos a la luz de los astros: la luna o el sol. También les podemos realizar algún ritual energizante para portarlos con su máxima energía.